viernes, 16 de marzo de 2012
DEEP Nº 10
jueves, 19 de enero de 2012
DEEP Nº9 (Publicado en marzo de 2007)
jueves, 17 de noviembre de 2011
DEEP Nº8 (Publicado en febrero de 2007)
La boca del infierno nos atrae como un imán de grandes proporciones en un taller de tornillos.
La luz cegadora que sale de las cloacas nos busca para quitarnos lo que nos sobra, aparentemente, porque lo que de verdad nos reclama es la totalidad de nuestra carne.
La tapa de las profundidades se abre y se cierra millones de veces por segundo y traga heces, vómitos, sangre y orín.
El sumidero es la metáfora de la muerte imponiendo su presencia con la fuerza de los días y desde que nacemos nos recuerda el plan de la vida mostrándonos la dirección final, el último objeto de la existencia para cumplir el único sentido a todo. Coger para tirar, respirar para ahogarnos, vestirnos para desnudarnos, despertar para dormir y saludar para despedir.
La taza del váter desnutrida de colores apuesta a que tarde o temprano será usada por quien ha comido y bebido. Y con una sonrisa azulada pícara espera recoger los desperdicios de lo que estamos hechos. Su historia es la nuestra. Se siente como la cámara que filma nuestras miserias. Si pudiera hablar, callaría. Podría contar nuestras intimidades en cualquier programa basura de los sábados. Podría hablar de sexo y drogas en su tapa. Podría decir lo indecible en cuanto a despojos, ingratitud y pérdida.
La fotografía expone la insaciabilidad del sanitario con la boca abierta sin dientes pero con la saliva de su carga de agua dispuesta para su expulsión si estiras de la cadena. Cadena prácticamente desaparecida en el mundo occidental que hace del disimulo ante lo desagradable su bandera, para intentar borrar lo imborrable con un patético esfuerzo de decorar con elegancia la mierda más insoportable.
Ahora, alguien aprieta con ahínco un esfínter envejecido y el infierno se queda sin su parte del pastel. Pero allá abajo, en el corazón de la tierra, donde las tuberías no llegan, Virgilio acompaña a Dante riéndose de todo sin importarles quién cague y quien no, porque si no recogen mierda de humanos recogerán finalmente humanos llenos de mierda.
jueves, 6 de octubre de 2011
DEEP Nº7 (Publicado en enero de 2007)
viernes, 15 de julio de 2011
DEEP Nº6 (Publicado en diciembre de 2006)
El simbolismo que adquiere una puerta arrancada y apoyada en una pared cuando el año empieza es de cajón.
La madera con mirilla pide a gritos que se investigue lo que oculta como una tapadera en el camino de quien tiene la obligación de comer una olla desconocida y fría.
La puerta espera el aliento del incauto en el descansillo de un piso de antigua construcción. Ignorante y picado de curiosidad intenta acercarse para abrir.
Pasamos el tiempo y la vida traspasando umbrales, vallas con barro y dificultades como puños.
La raquítica luz que ilumina su cuerpo de serrín lame derramada su piel de pintura plástica y sus cierres de risa. Pero la potencia de su ser radica en lo que guarda tras ella, como el envoltorio de un regalo envenenado o de un intestino limpio tras una lavativa de pera.
Podemos llamar y que no nos abran; podemos dejar por debajo una carta de amor y que nunca tenga respuesta; podemos quedarnos quietos frente a ella o tirarla a patadas; podemos llevar llave, pero no la adecuada; podemos incluso no querer entrar y bajar a la calle a mojarnos con la fina lluvia del desprecio y ella, puerta del abandono, inamovible pero inquieta mantiene su interior guardado a fuerza de deseo contenido.
Pero seguiremos traspasando puertas como esta hasta que descubramos que desde el año en que estamos, al pasar por ella sólo encontremos otro año y se acabó el misterio. Estamos hechos de portazos dados a nuestras espaldas y en nuestras narices.
¿Hay alguien ahí?
viernes, 10 de junio de 2011
DEEP Nº5
Hay rincones vacíos que suspiran por un relleno. Hay enchufes sin conexión que suplican alguna introducción, aunque sea por aparatos eléctricos impotentes y en desuso, como un placebo para el ansia que desata un ilusorio orgasmo. El espacio sin nada, espera inflarse de algo.
Esta esquinita formada por manises fríos y algo sucios puede inquietar por lo que allí ha podido pasar o por lo que podrá albergar. Su insana imagen habla de horror y daño. Yo al menos no me imagino allí a ninguna chica secándose el pelo con olor a champú para ir al cine con un galán perfecto. Mas bien veo escenas infilmables de películas "snuff". Los salpicones de sangre los pone mi calenturienta cabeza enferma. Veo instrumental quirúrgico, máscaras de látex en un cuerpo con el torso desnudo, gritos desesperados y una cámara fija por la que todos miramos tras la autópsica post-producción.
El aire irrespirable adorna la terrible imagen provocando arcadas de puro miedo y los sonidos de golpes, cortes y huesos rotos ponen a nuestros pies la locura más absoluta, hasta que la muerte resbala por las paredes como una capa de ausencia eterna. Tengo que dejar de mirar ese oscuro rincón. Tengo que dejar de oír, de respirar y de sentir esa fragilidad profunda que noto por pensar así. Me gustaría que todo quedara en inofensivas pesadillas como nubes de tolueno que desaparecen al despertar de una condenada resaca. Pensar el dolor y nada más.
Me gustaría despertar con el corazón agitado y poder abrazar temblando a mi pequeño amor y besarla como si fuese la primera vez. No quiero nada más. Siempre así. Siempre.
Hay corazones vacíos que suspiran por un relleno.