jueves, 6 de octubre de 2011

DEEP Nº7 (Publicado en enero de 2007)

Puedo viajar hasta los confines de mi universo de poca monta. En este caso hago una parada cerca de Saturno para fotografiar sus anillos coloreados de hielo. Si Plutón me lo han quitado, dejo esta visión para cuando yo ya no esté, por si acaso también me quitan los anillos, el pendiente, la cartera y la dulce imaginación que mi madre me dio a cambio de nada.
Hay que tener cuidado con los tesoros que poseemos aun cuando sepamos que son tan sólo baratijas. En cualquier descuido nos dejan desnudos con la piel al viento y la cara de "Benny Hill".
La belleza se puede tener en algún aspecto pero, con las mismas nos la pueden arrebatar con guantes blancos de ocultas uñas negras. O abandonarla nosotros mismos como necios de campeonato.
Un buen día nos damos cuenta de que por el camino hemos dejado la virtud, la inocencia, la generosidad, los sueños, la honestidad y el buen humor. Y es entonces cuando tenemos que cargar con un ser ruin, apestado, corrompido y vano como el gran esfuerzo que no ha valido la pena.
Propongo que cada un@ busque la materia valiosa a la que agarrarse cuando el mundo le caiga encima. Yo por ejemplo, escondo en el fondo de mi alma decaída este puñadito de anillos con color. Y sonrío al cielo con los dientes podridos hasta que caigan disueltos para convertirse en polvo de estrellas, y gritar así que me devuelvan la belleza perdida llamada juventud.