jueves, 19 de enero de 2012

DEEP Nº9 (Publicado en marzo de 2007)


Las historietas de Beltrá trasmiten toneladas insoportables de melancolía.
La puesta en escena es habitualmente nocturna con relámpagos de color entre tanta oscuridad. Los guiones son puestos al servicio de una formidable cotidianidad que casi duele y como un experto cirujano, extirpa con meticulosa pasión cualquier atisbo de esperanza quedando un poso de aceptación desnuda por el pellejo abrasivo de la experiencia y se forma un vapor de tristeza que empapa la visión más seca de una realidad fantástica. Fantástica por su honesta mirada al mundo más real y áspero, del que nadie se escapa. Es como si mirásemos sin remilgos nuestras propias vísceras y diéramos por bueno el ansia que nos causa.
Los personajes aman con fruición pero saben que agarrar el viento deja sus manos vacías y a pesar de todo, siguen buscando la compañía que les aleje, aunque sea durante un balsámico latido, de la soledad de sus trazos, de sus silencios comprimidos y de sus temores.
La indolencia que pasea por las viñetas es tan sólo un profundo sufrimiento padecido casi inconscientemente que les obliga a enorgullecerse como vía de escape digno, al caos catastrófico que supone vivir: lo que yo llamo fragilidad rocosa.
"La habitación 127" se publicó en el número anterior de DEEP. Lo digo por si alguien quiere alquilar esa habitación por una noche y esperar al amor de su vida para perderlo para siempre.